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Influencia de cuidadores sobre las conductas alimentarias en niños pequeños

  • Foto del escritor: Puntalitos Pediátricos
    Puntalitos Pediátricos
  • 28 nov 2020
  • 3 Min. de lectura

Journal of American Heart Association

Declaración científica

Fecha de publicación: 11 de mayo de 2020

Resumido por: Rebeca Martínez Archer

Revisado por: Dra. Gloriana Loría Chavarría

 

Introducción

  • 8% de los lactantes (0-2 años) y 23% de los niños (2-5 años) en EE. UU. sufren de exceso de adiposidad.

  • La prevención de enfermedad cardiovascular debería iniciar en la infancia temprana.

  • Las conductas alimentarias (qué, cuándo y cuánto comen los niños) se relacionan con el peso durante la niñez, por lo cual las intervenciones y recomendaciones deberían extenderse más allá de manipular qué come el niño.

El entorno alimentario: Marco de referencia conceptual

  • Muchos niños inherentemente varían su ingesta de comida en respuesta a la densidad calórica del alimento y su gasto calórico para mantener un crecimiento saludable. Esto ocurre por la “autorregulación alimentaria”, un mecanismo bioconductual en el que el niño come en respuesta al hambre y deja de comer en respuesta a la saciedad.

  • Suponiendo que la autorregulación alimentaria está presente desde el nacimiento, los cuidadores pueden (1) apoyar la tendencia innata de los niños a la autorregulación alimentaria o (2) promover una desviación de esta tendencia.

Influencias del cuidador sobre los rasgos subyacentes del apetito infantil


INFLUENCIAS PRENATALES

  • La obesidad antes del embarazo, la dieta materna y una ganancia de peso excesiva durante el embarazo están asociadas con un aumento en el riesgo de obesidad en los hijos.

  • La desnutrición materna también se ha asociado a un aumento en la tasa de obesidad de los niños.

EL ENTORNO ALIMENTARIO

  • La meta de los cuidadores debe ser permitir la autonomía del niño sobre su alimentación, sin comprometer una dieta sana.

  • Las prácticas culturales, creencias y recursos económicos del cuidador influyen sobre la alimentación del niño.

  • El estilo de alimentación se debe distinguir de las prácticas de alimentación del cuidador. Los estilos de alimentación engloban el ambiente emocional de las comidas y se miden en dos dimensiones: la respuesta (calidez, aceptación y participación durante la comida) y exigencia (control parental y supervisión). Con base en esto, las conductas alimentarias se dividen en cuatro estilos: autoritario, autoritativo, indulgente y no involucrado.

    • El estilo indulgente, con alta respuesta y baja exigencia, es el estilo más asociado con alta adiposidad y baja autorregulación alimentaria, lo cual enfatiza la necesidad de límites en torno a la comida.

    • El estilo autoritativo establece límites de forma no directiva (a diferencia del autoritario), lo cual promueve la autonomía del niño. Este está asociado con una mejor calidad dietética.

  • Esto se puede lograr con medidas como el razonamiento, elogios y control sobre el entorno, ofreciendo una variedad de alimentos nutritivos y estableciendo una rutina de tiempos de comida en los cuales el niño decide cuánto comer.

INFANCIA TEMPRANA

  • La educación de los cuidadores sobre la discriminación de señales de hambre de otras señales de distrés y cómo aliviar sin comida la agitación no asociada al hambre, ha mostrado apoyar el crecimiento sano de los niños.

INFANCIA TARDÍA

  • Los niños son capaces de comunicar su apetito más directamente. Su aspiración por autonomía conlleva a dos conductas alimentarias que son un reto: la neofobia alimentaria y la selectividad con la comida. Ambas pueden llevar a que el niño consuma una dieta más limitada y, con frecuencia, poco saludable.

  • La selectividad alimentaria se asocia con prácticas controladoras por parte de los cuidadores.

  • En su lugar, se recomiendan estrategias no directivas como ofrecer comida repetitivamente, ofrecer alimentos aceptados junto a alimentos nuevos y modelar la alimentación como una actividad de disfrute.

PERÍODO PREESCOLAR

  • Usualmente disminuye la selectividad y neofobia alimentaria. Hay mayor autonomía y es un periodo crítico para establecer límites con la comida, sin llegar a control absoluto.

  • Las prácticas restrictivas (como limitar las meriendas y otras comidas) se han asociado con mayor consumo de alimentos sin hambre, mayor ingesta energética, adiposidad y probabilidad de seguir comiendo cuando se alcanza la llenura.

  • En su lugar, se recomiendan estrategias de apoyo como preguntas, sugerencias y oferta de alternativas dentro de un ambiente estructurado que limite los tipos de alimentos y los tiempos de comida.

Implicaciones para el cuidador

Una adecuada autorregulación alimentaria y menor riesgo de obesidad se puede lograr si:

  • Se mantiene un peso adecuado durante el embarazo.

  • Los cuidadores conocen y responden a las señales de hambre y saciedad del niño, sin presionar a comer más de lo deseado.

  • Los cuidadores no se enfocan en qué o cuánto come el niño.

  • Hay una estructura adecuada alrededor de la comida con límites y rutinas.

Potenciales retos

  • El temperamento del niño puede ser un reto para implementar prácticas de alimentación.

  • La condición socioeconómica afecta las prácticas de alimentación, limitando el acceso a alimentos saludables, dificultando las rutinas de tiempos de comida y generando mayor estrés sobre la familia.


Bibliografía: Wood AC, Blissett JM, Brunstrom JM, Carnell S, Faith MS, Fisher JO, et al.. Caregiver influences on eating behaviors in young children: a scientific statement from the American Heart Association. Journal of American Heart Association. 2020;9:e014520. Disponible en: https://doi.org/10.1161/JAHA.119.014520





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